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Mi pequeño espacio libre

Un cambio.

El muchacho alzó la cabeza, pero no acertó a ver nada más que el polvo que levantaba el coche en su huida, incapaz de distinguir la matrícula, siquiera el modelo o color del vehículo. Cabizbajo, hizo inventario de su vida en unos diez segundos, tras lo cual comenzó a llorar como no recordaba haberlo hecho desde hacía mucho tiempo, acaso cuando su padre le pegaba al no traer del colegio buenas notas. Ahora no era nadie, no contaba para nadie, no tenía ni un ser querido al que contarle sus penas. Y sintió que siempre había sido así, y que siempre se había negado a reconocerlo.

Lloró, lloró, lloró y lloró. Derramó saladas lágrimas sobre su cara y sobre su camiseta donde, debido al polvo, se preparaba una magnifica mancha parduzca. Fue en ese día, en ese mismo momento, cuando, por fin, se decidió a empezar lo que sería su nueva vida, una vida de verdad, que manejara él y nadie más. Secó sus lágrimas, se levantó del suelo, miró al cielo, y se sintió seguro.

La caida de Castro.

La caida de Castro.

Pues la cosa es que Castro ha perdido perdón.

- ¿Por el régimen cubano?

- Anda, no fastidies, eso no lo va a hacer ni en el lecho de muerte. Ha pedido perdón porque se cayó cuando iban a conmemorar nosequéostias del Ché Guevara, y por su caída se jodió la celebración, o algo así. Fracturas en el brazo y en la rodilla. Pero tranquilos, que aún hay Castro para largo.

Vamos, que a mí no me gusta que la gente se muera, pero tengo ganas de ver qué pasa con Cuba cuando éste espiche. Es porque creo que, potencialmente, Cuba tiene capacidad de despegar y pasar, en poco tiempo, a ser un país de los más importantes, por sus recursos, por su cultura, por sus gentes. Y para que esto ocurra, Castro ha de pasar a visitar a su amigo el Ché.

Y hablando de amistad, alguien podría decirme que opinaría el Comandante Ché Guevara de la revolución de Fidel? Yo personalmente no creo que le agradara mucho, por lo menos no tan duradera, que digo yo que "revolución" tiene pinta de ser algo transitorio, revolucionas, y luego continúas, no te pasas toda la vida "revolucionando". Pero, bueno, lo dicho, que a ver si llego a ver el Cuba PostCastro, que con lo que aguanta el mariconsón va a durar más que yo...

Por cierto, si quereis ver lo que opina el nieto del Ché...
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Ordenado desorden.

. Tengo todo patas arriba. En la pseudo-laberinto particular en que se ha convertido mi habitación hay libros por todos lados, encima de la cabecera, bajo la cama, en la mesa, sobre de la silla. Cintas de música escoltan a un viejo aparato radio-cassette de cuando el Papa era alpinista. Encima del escritorio la pantalla de este anticuado ordenador, con la impresora a la derecha, y unas revistas del Semanal que vienen con El Correo los domingos, porque me gusta leer a Paulo Coelho y a Pérez Reverte. Encima está el micrófono que no funciona, pero que no quito, unos cascos que no uso y dos tarrinas con cedés, llenos de películas y música. Ya quedan pocos vírgenes. Sí, hablaba de los cedés.

. A la izquierda de la pantalla, del tamaño de veinte tefetés en fila, hay un diccionario de inglés ? español, español ? ingles, marca VOX, con las tapas rotas y que traté de pegar con discreta suerte hace algún tiempo. Descansa el móvil y mi reloj de pulsera sobre el VOX. Siempre me quito el reloj para escribir o para andar con el teclado, no es que me moleste, pero es una manía que tengo. Se ven detrás del altavoz izquierdo un paquete de pañuelos de papel y el mando a distancia de la tele y un bolígrafo azul y un par de deuvedés que no veo porque no tengo reproductor. La portada del cedé de Melendi, que he pirateao, lo reconozco, está a punto de caerse, sólo sujeta por un llavero sin llaves, que no sé de dónde ha salido.

. Si miro al suelo veo ropa tirada, aunque no mucha, bajo el mueblecito que sustenta la televisión. Es grande, comprada en una tienda de segunda mano y que funciona perfectamente. Le acompañan unas fotos de mi familia y un bote con lápices y bolígrafos, que no sé si funcionarán. No tengo reproductor de vídeo, tampoco me hace falta. A la izquierda del mueble de la tele hay una pila de libros, revistas, comics y periódicos, y otra pila de apuntes que me tengo que empezar a mirar. Qué pereza.

. La ventana de mi habitación da a una calle por la que pasa mucha gente. Obreros al amanecer, estudiantes y oficinistas a eso de las ocho, amas de casa a hacer compras a las diez, que vuelven a las once, luego vuelven los estudiantes y luego los oficinistas, que pasan de nuevo por la tarde. A las tardes se ven parejas paseando, grupos de muchachos que tienen cara de estar liando alguna travesura, o van al parque de detrás del colegio para fumarse a escondidas un cigarrillo compartido. Nunca veo grupos de chicas. Los fines de semana los bares de debajo me ofrecen su música de forma gratuita, y la gente los cánticos borrachos que sus roncas gargantas son capaces de emitir. No me molestan, es más, muchas veces me he reído viendo y escuchando a esta fauna festiva, como si estuviera en un zoológico. Si un día les echo cacahuetes seguro que me aplauden.

. Las cortinas de la ventana piden a gritos un lavado, que aún no he tenido tiempo de proporcionarles. El resto de la habitación está limpio, aunque desordenado a más no poder. Aún así, éste es mi desorden, y sé dónde está cada cosa, podría encontrar cualquier hoja en un minuto. Y sin embargo, si a alguien le propusieran encontrar aquí un libro o buscar una aguja en un pajar, el 90% de la gente se llenaría de pajas.

Una sombra en la ventana.

Una sombra en la ventana.

. Cuentan que él se fue a la guerra, y que desde entonces ella le espera. Cuentan que lloraron tanto en su despedida como sus derrotados cuerpos se lo permitieron. Que nunca nadie había presenciado tanto dolor en una separación. Cuentan que todas las tardes, antes del anochecer, ella se asoma a la ventana desde la que se observa el camino y, pacientemente, sueña con la vuelta de su amado mientras, con lágrimas en los ojos, relee las cartas de amor que él le envió muchos años atrás, y qué dejó de recibir sin explicación. Cuentan que ella asegura que debe estar preso, o luchando en tierras extrañas de extrañas lenguas, o en remotos lugares aún sin civilizar, donde no conocen aún ni el uso de las cartas. Esas explicaciones le sirven para convencerse de que él está vivo, y que volverá. Cuanto más veces las dice, más se las va creyendo.

. Me dijeron que habían sido la pareja más ejemplar del pueblo, porque siempre se les veía juntos, siempre alegres, siempre cogidos de la mano. Él era un muchacho muy bien parecido, alto y de hombros anchos, sin un gramo que le sobrara, y poseedor de la fuerza de un toro. Ella era hermosa, ella era la reina de todas las fiestas, ella la preferida de todos, la soñada por todos, la envidiada por todas, la más bella belleza que nadie jamás había visto. Me aseguraron que venían preparando la celebración de las nupcias, mas no sabían que la guerra estaba comenzando, y que el inicio de ésta sería el fin de aquellos. Desde que él no está, desde que se llevó la alegría de ella, la gente del pueblo comenta que todo está más triste, que todo es algo un poquito más feo, y que hay una luz que ya no ilumina, una flor que se marchita, mirando al camino cada anochecer.

La Y de X

La Y de X

. Probablemente la vida no había sido justa con X. Es posible que la mala suerte se hubiera ensañado con él desde que llegó a este mundo en un parto adelantado, en el que falleció su madre. Casi con toda seguridad era la persona con más calamidades sobre sus hombros de todas las que vivían en Valle Grande. Pero de lo que X nunca se podría quejar era de su Y.

. La Y de X le producía una sensación tan agradable que le hacía olvidar, si acaso por unos minutos, todas y cada una de sus desventuras. Y es que como Z mismo decía, no todo va a ser malo, que incluso en el infierno hay algo bueno: que no hace frío. Hablando de Z, Z tenía muchas cosas buenas, de las cuales podía estar, y de hecho estaba, muy orgulloso, tanto que se podría decir que hasta era feliz, realmente feliz, pero Z no tenía ni la mitad de la Y de X, y lo sabía, y aunque eso era algo que no le obsesionara, sí sentía cierta envidia de X por ello.

. Evidentemente, X era consciente de que, aparte de su Y, pocos motivos había para estar contento, pues ya desde pequeño, el paso de sus días se había parecido más a una maldición convertida en realidad que a lo que la gente normal en Valle Grande solía llamar ?vida?. Pero no le quedaba más remedio que tratar de seguir adelante: ya llegarían momentos de L, M, y N, soñaba mientras se refugiaba, como un campesino convertido en militar lo hace en su trinchera, en su única alegría que, como sabemos, no era otra más que su Y.

Por cierto, la foto es de FELIPE.

Reunión de amigos.

Reunión de amigos.

Marcos mató a su madre porque la sopa estaba caliente. Juan violó a Mónica porque le había dejado, luego la lanzó a las vías del tren. Marcos y Juan lo comparten todo. Comida. Ropa. Celda. Psicólogo.

Antonio robó en una farmacia porque necesitaba colocarse. Un muchacho en prácticas le opuso resistencia. Fue la última vez que respiró sin tubos. Llevaba un mes trabajando.

Una bomba en los bajos de un Renault 11 hizo volar al sargento Domínguez. Txomin fue detenido en un control policial, tres días después. Llevaba cinco deneís falsos, y diez millones en billetes de mil y dos mil pesetas.

Melo traficaba y consumía heroína. Un día se le fue la mano, mezcló mal el yeso, y murieron catorce yonquis de Sevilla. A él lo detuvieron en el hospital Virgen del Rocío. Se salvó de milagro, preferiría no haberlo hecho.

Melo, Txomin, Marcos, Antonio y Juan están sentados alrededor de una mesa camilla redonda. Se juegan al julepe los cartones de tabaco. Va ganando Antonio, con un poco de suerte pasará esta semana tranquilo.

EE UU impide que el Consejo de Seguridad frene la ofensiva militar de Israel en Gaza

EE UU impide que el Consejo de Seguridad frene la ofensiva militar de Israel en Gaza

¿Ves?, no son las once de la mañana y ya estoy de mala leche. Esto me pasa por levantarme pronto, y leer el periódico (El Correo Digital).

Estoy harto de que Estados Unidos haga lo que le dé la gana!!!!!! NO A LOS IUESEI!!!!!!

Una de condones.

Una de condones.

¿Os imagináis lo que puede ser ir a comprar condones o preservativos o profilácticos o capuchas o chubasqueros si el que te atiende es un poco capullo? Entras en una farmacia, con el típico nerviosismo que da el tema, que parece que te molesta que la gente sepa que usas de eso...

-Hola, quería un... una caja de preservativos. -El angelito del hombro derecho está sonrojado.

-¿Don Juan, Encanto, Everything, Profilatex, Prudence, Sico, Triángulo, Life Stiles, Durex, Maximum?

Joder, tantas marcas hay?? ¿Ya me dará tiempo antes de morir a probarlas todas? Ah no, espera, que sólo estaba tomando aire...

-¿... Do It Lovely, Instinct, Adonis, Control o Pasión del Bosque?

Me ha dejado acongojao. El curioso angelito me pregunta: "¿Será lo mismo hacerlo con Profilatex o con Adonis? Vamos, que una cosa es la marca Don Juan, que me parece de risa, y otra cosa es tener entre manos unos auténticos Instinct (marca registrada)" Vaya con el ángel celestial. Por cierto, no decían que los ángeles no tenían sexo? Bueno, la cosa es que el señor farmacéutico espera mi respuesta. Me tienta preguntarle cuántos ha probado él, con esa cara de gilipollas...

- No sé, da igual, supongo. Bueno, dame Durex o Control. (que son un clásico)

- No, igual no será, digo yo. ¿A ver, los quieres con o sin sabor?

- Eso es fácil: sin sabor. (total, si yo de lo otro no uso).

- Pues entonces , Prodence, Durex, Control. Instinct o Don Juan.

Esto parece el 50 x 15, después de pedir el cómodín del 50%. Espero no tener que utilizar ni el del público (qué vergüenza) ni el de la llamada (a quíen, a la Grijander?)

- Dáme Durex. (lo que hace la publicidad)

-Vale, Durex. ¿Comfort, Extra Fuerte, Natural o Sensitivo?

Aquí ya el diablillo rojo de mi hombro izquierdo empieza a picarme, el joputa: "Díselo, venga, dile que te da igual, cojones, que sólo son para follar y no pillar el SIDA y no embarazar sin querer, y que el resto te da por el indiferente!!"

- Ehhhh, Sensitivo, por favor. (por elegir uno).

- Tamaño Maxi, Normal, New Form,o adaptables a todos los tamaños.

El diablillo: "si quiere saber el tamaño, ponla encima de la mesa, y que te la mida el muy cerdo!!!"

- Neu Fon (que no sé que es, pero siempre me gustó ir a la aventura).

- ¿Algún color especial: rojo, azul, verde, que brillen en la obscuridad...?

- A poder ser con color a condón, ostias, de los de toda la puta vida! Y rápidito, que me tengo que ir!

Miro al diablillo, que esta flipao: "Es que eso no me lo esperaba" dice. Es que me está tocando la moral ya, el paleto éste. El angelito se parte de la risa.

- ¿Caja de seis o doce?

- Espera que cuente... Sí, doce, que si no a lo mejor me quedo corto, ¿sabes? (aquí ya me da igual todo, que me echen un Miura, que me lo meriendo. A mí con farmacéuticos egg-touchers).

- Vale. Aquí están. ¿Te los envuelvo?

- No, deja jefe, que me los llevo puestos. ¡Pues claro, coño, envuélvelos que si no los va a ir viendo todo Dios por la calle de aquí a mi casa, y tampoco es plan!. Vamos, que digo yo, eh?

- Bueno, bueno, que no es para ponerse así. Son ocho euros con treinta y cinco.
- Toma. Agur.

¡Por fín! ¡Ya tengo los malditos condones! Ahora me va a tocar racionalizarlos bien: sólo los pienso usar en caso de emergencia. Que no pienso volver aquí dentro de una semana a por más. Por lo menos dos semanas... Y mientras me dirijo a mí morada, me preguntó por qué nadie le dio un condón a la madre del de la farmacia...

Escribiendo.

Escribiendo.

Me aburro esperando.
La veo mandando un mensaje con el móvil (qué forma de mover el dedo, se le va a salir).
Se levanta. Anda. Se deja ver.
Dos niños juegan a una absurda tontería.
Se vuelve a sentar. Lee unos apuntes. Hace como que lee.
Un tío con muchas horas de gimnasio pasa por delante, pecho sacado, sin respirar.
Yo ya no me aburro. Escribo. La miro. Escribo. Observo a los niños y al tío cachas, que vuelve.
Hay un extintor en mitad del pasillo. Cinco puertas que dan entrada a cinco clases. Ocho papeleras, ocho. Sobran cuatro. Nos tocan a casi dos por cabeza!
Los niños son un poco raros. Como que tienen 23 años y van conmigo a clase. Pero son unos críos.
Ha dejado los apuntes, ahora lee un libro. Un best-seller. Llagan otros dos compañeros. Saludo a uno. El otro va con los auriculares puestos. Será más interesante lo que oye que saludarme a mí. Llega otro que también me saluda.
Una chica, maja, se acerca. La conozco. Pregunta si es aquí. Aquí es. Se sienta y saca un cigarro.
Ahora llega más gente. Son todos muy raros.
Va a empezar la clase

Ya acabó la clase. Estoy en el andén del tren. Hay poca gente esperando porque hace dos minutos que salió un tren en cada dirección. Los que estamos, ocupamos cada uno un banco. Parece como si el tiempo en la estación fuera inútil para todo el mundo. Están deseando que pasen cinco minutos para irse. Pero son cinco minutos! No se pueden perder, así que escribo.
Al salir de clase ya no estaba ella. No me importa, porque no la conocía. Pero era interesante. Parecía interesante. Probablemente la vuelva a ver.
Hay obreros en la estación, porque están de reformas. No nos han dicho si las reformas son para mejor o para peor, ni si van a terminar alguna vez.
Entro en el tren. Me resulta extraño escribir aquí. Generalmente me cuesta mucho escribir y ya ves, hoy lo hago delante de cincuenta pasajeros. Unos veinte de ellos están leyendo. Otros veinte miran a los que están leyendo. Los diez que faltan pasan el tiempo. ¿Estarán pensando? Hay una que trata de dormir. Gente con gafas de sol en el tren. Gente con txapela en el tren. Gente con móviles en el tren (aquí no hay cobertura).
Tengo que hacerlo más a menudo. Lo de escribir en cualquier lado, me refiero.
La dormida ha despertado.
¿Cómo se puede llevar esa txapela con esas chanclas tan horteras? Me acuerdo también de las mallas de red del trayecto de ida. Sin embargo la chica que va a salir va muy bien conjuntada...

Transbordo.

En este tren tampoco conozco a nadie. Me suenan los dos chicos de mi derecha. Creo que son esquizofrénicos en tratamiento.
Una mujer bastante gorda apoya los pies en el asiento de al lado. No me extraña: tiene las piernas muy pequeñas en comparación con su cuerpo. Le tienen que doler. Son más grandes sus muñecas que sus tobillos.
Una peruana sujeta el bolso con los brazos cruzados. Un negro se le sienta delante. Cada vez hay más inmigrantes aquí. Los dos tienen la mirada perdida. ¿Serán felices?
Ha pasado una chica que conozco, pero no me cae muy bien. No la paro. No me ha visto o no me ha querido ver. Da igual.
La gente corre por el andén. Será que el tren está a punto de salir. Por dentro tiene las paredes empapeladas con publicidad: bancos, lotería, cursos de idiomas, normas de seguridad, tarifas, mapas.
Entra una mujer con un crío en una silla. Nadie le ayuda. A mi lado se sienta otra señora, con una revista para señoras. Un hombre con perilla lleva una mochila de escolar. El crío de la silla tiene un móvil de juguete. Pobrecillo, con su edad.
Me llama la atención una señora cincuentona escuchando la radio con unos auriculares. Suelen ser los jóvenes los que lo hacen. Miro su camiseta, tiene escrito ?Questão de atitude?, en mayúsculas. Le miro a la cara, supongo que será portuguesa, aunque no lo parece.
La mujer gorda hace carantoñas al bebé del móvil. Ahora se baja. En su sitio se sienta la madre. Me quedan unos minutos para llegar a mi pueblo.
¿Nunca has tenido ganas de tirar de la palanca de alarma, ella tan grande, tan roja? ¿Y de la otra de desbloqueo de puestas? Utilizar sólo en caso de emergencia. Siempre me han provocado / incitado.
He llegado. Salgo del tren. En las puertas giratorias de la salida dejo pasar a la portuguesa y a la peruana, para fijarme en ellas por última vez. Me adelantan los esquizofrénicos. La madre y el bebé han seguido en el tren. Dejo de escribir porque voy andando y es muy difícil.

He vuelto a ver el sol!!!

He vuelto a ver el sol!!!

Sabéis lo que es estar todo el puto agosto metido en una biblioteca estudiando como un gilipollas para los exámenes de septiembre? Si la respuesta es afirmativa, sabréis también que es una de las experiencias más asquerosas que te puedes echar a la cara. Es como si el tiempo se detuviera, porque dejas de tener vida social, casi no haces deporte ni vas al cine ni ves la tele ni na de na de na. Y luego para que al sacar las notas te pongan el culo como la bandera de Japón.

Lo que voy a contar sólo será creible para los que han estudiado hasta altas horas en la noche, tomado tilas antes de los exámenes, hecho mil chuletas que luego nunca hay narices a sacar, y porque nunca entra lo que tienes en la chuleta..., para los que se han largado acojonados cinco minutos antes de entrar al examen, o los que han estado tentados a hacerlo, para los que saben lo que es estar quince días estudiando para quedarse en blanco en cuando te sientas y te dan las preguntas.

La época de exámenes sólo tiene un lado bueno: que casi siempre llega un momento en que los exámenes acaban. ¿Os gustan los documentales esos en los que hay un desierto deshabitado, llegan las lluvias, y todo renace de la nada, sumsun, sumsun, plantas, insectos, aves, gusanos...? Pues esto sucede con cada último examen del cuatrimestre. En como si te cambiaran la sangre, como si soplaran aire fresco en el cerebro, eliminando toxinas. Como si descubrieras que existe vida después de la muerte. Ese día llegas a casa, cara de sobao, media sonrisa de no se sabe si vencedor o vencido, lanzas la mochila a una esquina con una energía que ya le gustaría a Manuel Martinez. La familia o los compañeros de piso te preguntan que qué tal, (según tus padres te lo paguen todo, te lo hagan también todo y te controlen todo, o por el contrario te lo paguen todo, te lo hagas tú y vivas de juerga en juerga entre exámenes). Tú respondes la verdad, que de culo, que cómo se han sobrado, y que te da igual porque, porque, pues porque ERES LIBRE !!!!!!!

Libre. Aunque sólo sea por unos días... Pero ahora puedes hacer lo que te salga del presupuesto, puedes quedar con los amigos, puedes ir a jugar o ver futbol, balonmano, baloncesto, Fórmula 1, motociclismo, pelota, ciclismo, lanzamiento de güitos o de txapela, lo que sea. Puedes visitar y tomar cervezas con todas esas personas a las que les has dicho ?lo siento, no puedo, es que estoy liado con los exámenes...?. Evidentemente no lo vas a hacer, porque te caen como Sara Montiel, pero lo importante es que podrías si quisieras.

Libertad. Se puede discutir mucho acerca de qué es la LIBERTAD, pero lo bueno es experimentarla. Para mí simplemente es poder hacer lo que me apetece cuando me apetece. Hay una canción de Extremoduro que dice ?Quiero comer donde me entre hambre./Quiero dormir dónde me entre sueño?. Eso puede ser una buena definición de Libertad, aunque la canción luego sigue por otro camino. Bueno, pues eso, que estoy gozando de un periodo libre de estrés, libre de problemas, libre de presiones, libre de ojeras, LIBRE. Y sé que se acabará, y que será necesario que se acabe, porque sólo conociendo momentos en los que estás mal, disfrutas realmente de los momentos en los que estás bien. Y para qué lo vamos a negar, los estudiantes tenemos muchos momentos buenos. Si no es posible incluso que ya estuviéramos trabajando.

Amalgama.

Amalgama.

Hace mucho tiempo te fuiste de aquí, pero ver el mundo, eso no es para tí. Por eso volviste con el rabo entre las piernas. Cuéntamé cómo te ha ido, si has conocido la felicidad. Hoy vienes implorando perdón.Que te perdone yo?, que te perdone?, como si yo fuera el Santo Cachón? Mira mi cara, ves, yo soy un hombre, y no hay que andar repartiendo perdón. Pequeñita, dónde vas pequeñita? No me fio ni un pelo de tu carita bonita.

Por eso vete ya de mi vida, dejame en paz. Tus ojos de perdida no me dejan soñar.Fuera!!Vete!! Olvida mis ojos, mi nombre, mi cara, mi casa, y pega la vuelta. Ya lo has oído. Adiós mi corazón y que te den , que te den por ahi que no me supiste dar ni un poquito lo que te dí a tí.

Lo nuestro duró, lo que duran dos peces de hielo en un whisky on the rocks., y ya todo acabó: hoy siento la libertad puedo de nuevo volar empieza mi nueva vida.Pero no te vayas triste, quiero que tus ojos me miren y siempre recuerdes el amor que te di.

Agur.

"No vamos a usar la violencia. Lo principal son los rehenes"

"No vamos a usar la violencia. Lo principal son los rehenes"

Sin problemas, todo controlado. Esto no es nada y en peores plazas hemos toreado peores miuras. Sólo son cuatro gilipollas con pistolitas de broma, jugando a ser los salvadores de su pueblo.

Esto debió pensar el señor Putin (nieto e hijo de Putin), antes de ordenar el asalto del colegio de Osetia del Norte. Para más cojones dicen que actuaron improvisando, o sea, que el asalto no estaba planeado. ¿Pues que ostias estaban planeando?¿Matarlos de hambre y sed, o quizá de aburrimiento?

Sé que la culpa de la muerte de los niños la tienen los locos hijosdeputa de los terroristas. Pero es lamentable que los encargados de solventar estos problemas nos anden vacilando. Por ejemplo, ¿cómo es posible que hayan muerto 400 personas cuando sólo había 350 rehenes hasta poco antes de la matanza? ¿Cómo es posible que no hubieran entrado ya asaco cuando los niños llevaban más de dos días sin comer ni beber?

Bueno, en fín, voy a dejar este lamentable tema, que esto parece la editorial de un periódico, y no creé este blog para esto. Sólo decir que no sé cómo es la ciudad donde ha ocurrido, pero si en Bilbao se cargan a 400 niños, Bilbao se queda sin niños, las familias se quedan sin alegría, y el Bilbao que yo conozco se va a tomar por culo. Espero que no ocurra nunca. Y espero también que las familias de muertos y heridos en Osetia no hagan lo mismo en Chechenia.

Jugando al Hinque???

Sí, ya sé que, a medida que nos hacemos mayores, nos vamos olidando de todos esos divertidos juegos que practicábamos en nuestra dulce (o no tan dulce) infancia.
Nunca hay que dejar de ser un poco niños. Por eso podríamos volver a jugar al juegos como el hinque. Vale, ya sé que no podemos ir al jardín de al lado de casa y ponernos a hacer el gilipollas, que la gente nos va a mirar con cara de marcianos ("Míralo, tan grande y tan crío, qué pena"). Pero también podemos jugar a lo americano ("iuesei, iuesei"), e irnos a Irak a jugar, pero como hombres:
En vez de un jardincillo, usan un campo abierto.
En vez de jugar un rato, juegan durante más de año y pico.
En vez de apuntar, lanzan donde se les pone en la punta del hinque.
En vez de hinque, usan misiles, obuses, y bombas.
En vez de cargarte sin querer a una lagartija despistada, se ventilan al azar a veinte o treinta personas de cada tirada.

La puntuación es un poco diferente que la del juego original, pero el que gana, siempre sale con el pecho inchado. Os lo recomiendo porque es un juego super fácil, cualquiera puede jugar, por muy subnormal que seas.
Lo peor de jugar al hinque es que al cabo de un rato el suelo se llena de agujeritos, pero se tapan con el pie y a otro país (elegir preferentemente uno con petróleo). Aquí os dejo el último campo de juego de los americanos ("iuesei, iuesei"), en Faluya. Creo que las instrucciones del juego están claras, no???

Los móviles y yo.

Los móviles y yo.

Lo reconozco, tengo miedo a tener un móvil. Sí, ya sé que tú no puedes vivir sin él, que es super guay, que me haces una perdida y quedamos, pero es que no me convence.

No puedo con él, no va conmigo, es superior a mí. Me niego a estar constantemente localizado o localizable, me niego a ser un número de teléfono, a que la gente me diga a través de una centralita lo que debería decirme a la cara, y me asusta usar yo mismo este aparatejo para evitar excusarme en persona.

Pero soy humano, y es de humanos errar, y comprarse tonterías: el otro día me compré un móvil. No me lo perdonaré. En una semana he hablado dos veces con él, con un total de cero mensajes enviados y cero mensajes recibidos. Ah, y unas cinco llamadas perdidas. Lo mejor del bicho este es una mega función que ofrece, que le introduces una hiper hora y te chachi despierta. Siento mi chupi forma de hablar, pero juraría que me he vuelto un poquito más pijo.
Prometo no usar este invento diabólico para fines estúpidos. Prometo no darle a nadie el coñazo con él. Prometo utilizarlo únicamente para lo que lo he adquirido: para comunicaciones vitales e importantes. “Promesas que se perderán en estas cuatro paredes” (de Los Piratas...).

Bueno, agur, que tengo que realizar una super hiper mega llamada a un colega, con el que he estado hace cinco minutos pero con el que “necesito” hablar urgentemente...

Insomnio.

Insomnio.

Hay veces en las que me acuesto tarde, y no me refiero a las juergas de los fines de semana. Hay martes o jueves en que me dan las tres de la madrugada, y eso que luego medio madrugo. Se debe a que me parece que no he aprovechado el día. Me molesta tener que irme a la cama sin que haya merecido la pena el haberme levantado. Y me pregunto, ¿qué he hecho de especial? ¿me voy a acordar de hoy dentro de unos años? ¿va a ser mañana mejor día? Y reconozco que suele ser una tontería el desvelo, porque casi nunca consigo mejorar el día en esas horas intempestivas, y al día siguiente pago las consecuencias.

Yo generalmente intento buscar cosas que me llenen. Quedar con los amigos. Leer. Hacer deporte. Pero hay veces que no consigo convencerme a mí mismo de que el día ha sido bueno, y me jode. Me jode pensar que malgasto el tiempo. Me jode envejecer sin disfrutar al máximo del proceso. Había una canción (premio para el que sepa de quién) que decía que “un día más es un día menos”. Tiene toda la razón. Era una canción amarga.

Bueno, es la una de la mañana. Hoy no es muy tarde. Creo que ha sido un día bastante bueno, por lo que no me voy a quedar mucho más. Pero podía haber sido mucho mejor. Necesito tener fe en que mañana ocurrirán cosas maravillosas. Necesito creerlo.

Hasta mañana.

Resaca

Resaca

No, no ha entrado una mosca en tu cerebro a través de una oreja. No, no es que se haya organizado un concierto de heavy metal entre tus sienes, al que tú no has sido invitado. Eso que te molesta en el estómago no se te va a pasar en toda la tarde, no te esfuerces en tomar una manzanilla. Tienes un problema muy grave, pero nadie te lo va a solucionar. Te enfrentas a lo que los médicos especializados denominan una “RESACA DE COJONES” (resacosix cojonensis, en latín).

Y es que todo comenzó ayer. Te empeñaste en tomar unas cervezas antes de cenar (Ya pago yo!!), que entraban muy bien porque hacía calor. En la cena el vino acompañaba muy bien tanto a los entremeses como a la carne (Qué bueno el chuletón. Oye, echa un poco más de vino...), y el cubata que te sirvieron en esa inmensa copa redonda (¿he ganado la Champions, camarero?) cerró una sobremesa agradable. El problema comenzó cuando quisiste seguir de fiesta (Yo llamo al taxi), y con los amigotes atacaste al wisky, al vodka, al ron. ¿Qué te habían hecho ellos para atacarles con tanta saña?

Así que hoy estás tumbado, con las manos en la tripa. Jode, verdad? Mirando la tele, un programa del corazón (¿"del corazón"? Les tenían que llamar "del folleteo", que es de lo único que hablan). Divisas el mando a un metro. Se va a levantar su padre. En tu casa hay mucho movimiento (¿o es que cualquier movimiento te parece mucho?), y tú sólo quieres tranquilidad, sólo pretendes pasarte todo este miserable día acurrucado, hecho bicho-bola, y que no te molesten, y que te dejen sufrir esta agonía sin molestar mucho.

Lo único bueno que tiene estar así de jodido es que... bueno... ya sabes... que he pensado... que es la última vez... y que yo no vuelvo a tomar ni puta gota de alcohol... nunca... en mi vida...te lo juro... si además no me gusta... y no me molestes más...y quítate del medio, que tengo que ir al cuarto de baño...

Quienes somos y a donde vamos.

Yo nací un martes, creo, de hace veintipico años, dónde nacemos los de Bilbao, donde nos da la gana o, en su defecto, en el hospital de Basurto. Al principio yo era pequeño, con la cara arrugadita y casi que no sabía ni hablar. Tampoco se me daba muy bien el jugar a futbol, ni nadar ni cocinar, pero con los años tuve que ir aprendiendo, porque como decía mi señor padre: ?Éste no va a estar toda la vida chupando de la teta de su madre"? Envidioso...

La cuestión es que, con el pase del tiempo (¿tiene pies el tiempo?), me fui paulatinamente convirtiendo en el especimen que hoy soy. Lo tuve que aprender todo, porque los niños de ahora son un poco incultos. Y ahora que estoy aquí, y soy yo, es decir, mi yo de ahora, entonces... ahora, ¿qué?

Sí, ahora, ¿qué? ¿Hacia dónde tengo que girar? ¿Qué tengo que hacer? ¿Qué/quién quiero llegar a ser? Necesito tiempo para analizarme detenidamente. No es tan fácil. Siempre pensamos que lo único que conocemos con absolúta certeza es a nosotros mismos. Mentira. Así que me voy a hacer unas preguntas, e intentaré discernir las respuestas (discernir no es una palabrota!!)

¿Eres una persona buena?
¿De cuantas cosas te arrepientes?
¿Qué cosas querrías haber hecho?
¿Qué querría hacer?
¿Cúantos amigos tienes?
¿Eres feliz?
¿Crees que dentro de cinco años estarás mejor o peor que ahora?
¿Eres hipócrita?
¿Conduces o te conducen?

Las respuestas me las tengo que pensar mucho. Puede que mañana o pasado pueda darlas, pero alguna pregunta me asusta mucho. Tengo que analizarme, con paciencia. Deseadme suerte.

Mi soledad.

Mi soledad.

He estado sólo muchas veces en mi vida. En general, lo suelo llevar bien, con paciencia. No hay más remedio, así que me aguanto. Pero ahora estoy sólo, cuando hace unos pocos días estaba tan bien acompañado... Y estoy muy jodido (y sí, en mi blog está permitido decir palabrotas como jodido, coño y puto). He pasado el verano en muuuuuy buena compañía, pero las vacaciones se han acabado y, como para demostrarlo, nos ha separado. Ahora yo estoy aquí sólo, y ella está sola allí. ¿Y qué podemos hacer? ¿Esperarnos eternamente? ¿Pensar mutuamente en el otro?

No es justo. He estado mucho tiempo esperando a que se escribiera una historia como la nuestra, y sabía que todas las historias acaban. Se pueden hacer secuelas, segundas y terceras partes, pero no es lo mismo. Si nos hubiéramos peleado... Si nos hubiéramos dicho que no nos queríamos... Pero no hemos sido nosotros. Nos ha separado el calendario. Ella sigue de vacaciones y yo no.

¿Sabéis una cosa? Estoy jodido.

Los libros y yo

Los libros y yo

Durante el “año regular” casi no tengo tiempo para una de mis grandes aficiones: leer. Así que al llegar el verano, llega mi época de lector compulsivo. Y es que es una gozada, porque ahora tengo tiempo de levantarme a las once, leer tres o cuatro horas diarias, jugar un partido de fútbol / baloncesto / frontenis..., ver la etapa del Tour (sacabó laurocopa), comer y cenar en casa, y quedar con alguien para tomar un cafecito, o echar una partida de cartas antes o después de ir de compras. Es alucinante, porque parece que termino de entrar en posesión de la máquina del tiempo, y por ahora lo llevo bastante bien.

Volviendo al tema de los libros, me apasiona entrar en un lugares desconocidos sin necesidad de los retrasos de Iberia, hablar con gente de todo el mundo sin tirarme cinco años aprendiendo un idioma, y otras muchas cosas más que sólo entenderán los que hallan sido llamados por la lectura. Así que ahora alterno por la biblioteca de mi barrio, dos o tres veces por semana, que parece que voy de compras: un par de libros, un comic (relajan mucho), algún CD (no todo va a ser Kazaa / Emule), y películas de video (VHS, el DVD aún no ha golpeado en mi puerta). No gracias, no me los envuelva, que me los llevo así.

Sé que esto se acabará, primero me iré de viaje, luego volveré a la rutina, luego qué se yo. Tendré que reducir mis horas de rata de biblioteca, y me joderá un huevo (perdón, molestará). Pero por ahora me piro a engullir otra víctima, que me espera con cara de corderito degollao.

PD: ¿Habéis leido “Lo mejor que le puede pasar a un cruasán” de Pablo Tusset? IM-PRE-SIONAN-TE.

Verano = Playa + Fiesta

Verano = Playa + Fiesta

Es viernes a la mañana, las cinco del viernes preguntan sobre deporte, y todavía bostezando me preguntó cómo va a ser este fin de semana. Viernes + sábado + domingo, con sol + cervezas + fiesta = el finde se presenta bastante bien. Iremos de día a la playa, de noche de juerga padre, y creo que estará bastante bien. ¿Te apuntas?

La verdad es que no siempre se presentan así de bien. Generalmente, es siempre más de lo mismo, quiero decir que es salir los viernes de tranqui, a tomar un par (de pares) de cervezas, con la gente molida por toda la semana. El sábado, te levantas y haces lo que puedes: monte, paseo, partidito... Sábado tarde te vas a jugar al mus o a lo que sea, o a ver un partido. Saturday night para ir a saco, a lo que caiga. Domingo santo, levantarse a las once, y ver jugar a algún colega con su equipo, para no morir en la cama. Por la tarde juega el Athletic (de Bilbao, evidentemente), así que unas cervecitas, unas pipas, y al bar. Luego, generalmente, llegan los lunes, y eso ya no me hace tanta gracia.

Con todo esto quiero decir que lo más normal es que los fines de semana sean de los más previsibles, y salvo uno al mes o así, que consigo hacerme una escapadita a una casa rural, de semana santa, al pueblo de alguien... De modo que cuando llega el verano (in the summer-time tararí tarará) hay que aprovechar como un cerdo en el barro. Que si fiestas en los pueblos, que si bodas, que si hay un campeonato de tiro de boina al alcalde en mitad de la plaza... Que me gusta el veranito!!!

PD: Cuidado con la resaca, y que os vaya bonitoooooooooooooooooooooo!!!!!!!!!!