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Mi pequeño espacio libre

Ordenado desorden.

. Tengo todo patas arriba. En la pseudo-laberinto particular en que se ha convertido mi habitación hay libros por todos lados, encima de la cabecera, bajo la cama, en la mesa, sobre de la silla. Cintas de música escoltan a un viejo aparato radio-cassette de cuando el Papa era alpinista. Encima del escritorio la pantalla de este anticuado ordenador, con la impresora a la derecha, y unas revistas del Semanal que vienen con El Correo los domingos, porque me gusta leer a Paulo Coelho y a Pérez Reverte. Encima está el micrófono que no funciona, pero que no quito, unos cascos que no uso y dos tarrinas con cedés, llenos de películas y música. Ya quedan pocos vírgenes. Sí, hablaba de los cedés.

. A la izquierda de la pantalla, del tamaño de veinte tefetés en fila, hay un diccionario de inglés ? español, español ? ingles, marca VOX, con las tapas rotas y que traté de pegar con discreta suerte hace algún tiempo. Descansa el móvil y mi reloj de pulsera sobre el VOX. Siempre me quito el reloj para escribir o para andar con el teclado, no es que me moleste, pero es una manía que tengo. Se ven detrás del altavoz izquierdo un paquete de pañuelos de papel y el mando a distancia de la tele y un bolígrafo azul y un par de deuvedés que no veo porque no tengo reproductor. La portada del cedé de Melendi, que he pirateao, lo reconozco, está a punto de caerse, sólo sujeta por un llavero sin llaves, que no sé de dónde ha salido.

. Si miro al suelo veo ropa tirada, aunque no mucha, bajo el mueblecito que sustenta la televisión. Es grande, comprada en una tienda de segunda mano y que funciona perfectamente. Le acompañan unas fotos de mi familia y un bote con lápices y bolígrafos, que no sé si funcionarán. No tengo reproductor de vídeo, tampoco me hace falta. A la izquierda del mueble de la tele hay una pila de libros, revistas, comics y periódicos, y otra pila de apuntes que me tengo que empezar a mirar. Qué pereza.

. La ventana de mi habitación da a una calle por la que pasa mucha gente. Obreros al amanecer, estudiantes y oficinistas a eso de las ocho, amas de casa a hacer compras a las diez, que vuelven a las once, luego vuelven los estudiantes y luego los oficinistas, que pasan de nuevo por la tarde. A las tardes se ven parejas paseando, grupos de muchachos que tienen cara de estar liando alguna travesura, o van al parque de detrás del colegio para fumarse a escondidas un cigarrillo compartido. Nunca veo grupos de chicas. Los fines de semana los bares de debajo me ofrecen su música de forma gratuita, y la gente los cánticos borrachos que sus roncas gargantas son capaces de emitir. No me molestan, es más, muchas veces me he reído viendo y escuchando a esta fauna festiva, como si estuviera en un zoológico. Si un día les echo cacahuetes seguro que me aplauden.

. Las cortinas de la ventana piden a gritos un lavado, que aún no he tenido tiempo de proporcionarles. El resto de la habitación está limpio, aunque desordenado a más no poder. Aún así, éste es mi desorden, y sé dónde está cada cosa, podría encontrar cualquier hoja en un minuto. Y sin embargo, si a alguien le propusieran encontrar aquí un libro o buscar una aguja en un pajar, el 90% de la gente se llenaría de pajas.

5 comentarios

Esther -

Pa cuartos desordenaos, el mío, que lo tengo igual que la cabeza, hasta podría decir que el pantalón del pijama cuelga de todavía de la lámpara, creo que de mi última borrachera...

KarlanKas -

No sabes lo identificado que me he sentido... tengo el cuarto más desordenado del mundo. Y la mesa del ordenador es un conjunto de papeles y pilas de cd's en los equilibrios más extraños.

Gracias por no hacerme sentir tan bicho raro! :-P

Athe -

Pero si está todo en su sitio, que no quiere decir que el vecino lo pusiera en otro lado. Si lo ordenas da por el perdido hasta el monitor, porque ahora tienes tus referencias, con saber lo que está al lado de cada cosa suficiente.
Y que decir de ese envase de yogur, esa taza o esa lata que nunca se van solas a la cocina...Saludos.

Patri -

No sé por qué pero este post me sugiere añoranza. Yo también tengo el cuarto todo desordenado (imagino que le pasa a la gran mayoría de la gente), pero cuando lo miro, no me paro a pensar en mi orden personal (que también lo tengo), sino en que lo tengo que arreglar lo antes posible. Imagino que tu habitación es parte de tu vida y, como tal, te gusta tal y como está, a lo mejor es por eso esta extraña sensación. Besos. Ciao!!

Azul -

Yo intento tener ordenado mi cuarto, pero a veces las cosas empiezan a acumularse, sobre todo la ropa. Cuando sé q va a venir alguien... minutos antes, hago una bola con toda ella y para el ropero, los zapatos debajo de la cama, los libros los apilo en el escritorio y listo...jijiji
Luego me disculpo: "Uy lo siento, mira como lo tengo todo, es q no tengo tiempo para nada..." :P