Música, celestial música, diabólica música.
Cuando estoy de mala leche, escucho algo de música para calmarme.
Si me encuentro alegre y contento, canturreo (o berreo) una canción, o pongo algo en la cadena de música o en el mp3 tan chulo que tengo.
Hay veces que estoy melancólico, o puteado porque algo no me ha salido muy bien. Un poco de música suavecita puede ayudarme a pensar.
Me pongo guapete y salgo de fiesta con mis amigos: cantamos tanto serenos como... como no tan serenos.
La música me evade muchísimo, y hay pocos momentos en los que no me gusta escucharla: cuando estoy en el monte, paseando o corriendo, en la playa, tumbado en una campa, sólo o acompañado. Entonces me gusta oir al viento entre los árboles, chocando contra los acantilados, silbando al rozarme las orejas.
Música, celestial música, diabólica música.
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alex -