Un sueño de literatura.
De pequeño soñaba con convertirme en un gran escritor. Yo leía todo lo que caía a mi alrededor, y pasaba horas tumbado en una cama, con un libro en mis manos. Recuerdo que en la tierna edad de doce años devoré, o más bien fui devorado, por La Historia Interminable: Bastian, Atreyu y yo terminamos nuestro primer viaje juntos en tres días.
Los Cinco y Pacto Secreto y cientros de tebeos de Lucky Luck y Asterix y Obelix y los de Zipi y Zape y Mortadelo y Filemón y otros muchos me absorvieron durante muchas tardes, y muchas noches. Mis padres nunca se preocuparon por el tipo de lecturas que elegía, y así pasé en poco tiempo a interesarme por libros "raros", que supongo que si hubieran tenido la mala suerte de pasar por la censura de unos padres menos tolerantes yo ahora no sería el mismo. Dice Isabel Allende en La casa de los espíritus que la gente lee lo que le interesa, y que si le interesa, es que está preparado para leerlo.
De aquel sueño infantil me queda este blog, y una carpeta que crece y crece poco a poco, pero que dudo que algún día salga de mi casa. Los libros me han enseñado infinidad de cosas, y muchos los recuerdo con gran cariño, algunos de sus personajes me dan consejos que no aparecen en las páginas originales, tengo ciertos protagonistas que ahora son medio amigos míos, como el Quixote, como el Alquimista, como el propio Ignatius Reilly.
Carmen Martín Gaite escribió en un libro, libro un poco aburrido pero corto, que todos nosotros tenemos dentro una novela. Quién sabe si la mía o la tuya, en un futuro lejano, será leída por un niño sobre una cama con una linterna a las tres de la madrugada, con los ojos rojos por el sueño. Oye, yo lo he hecho.
Agur.
1 comentario
fuzzy -
besos.