La familia ( III ). Cristina.

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Papá es el mejor padre del mundo. Yo no se lo digo lo suficiente, pero es verdad. De pequeña me llevaba mucho al parque, al zoo, al circo, me compraba helados, chucherías... Me gustaba mucho estar con él. Mi madre es un poco más rara, más distante, y aparenta estar cansada y agobiada a todas horas. Habla poco, muy poco, y cuanta más gente haya, más callada permanece. No se parecen en nada, aunque siempre han aparentado llevarse bien.

Creo que últimamente se están distanciando. Mis padres, me refiero. Y es normal: mi madre se pasa todo el día como un zombi, y papá en el trabajo, que no hace más que trabajar el pobrecillo. Cuando llega a casa es tarde y casi ni se cruzan palabra. Puede que eso sea lo que prefiera mi madre: que se la vida esfume sin relacionarse con nadie, ni siquiera con su marido.

No sé qué será lo que les ocurre, pero aún así yo ya tengo ganas de volver a verles, que les echo de menos. Sobre todo al peque, Jon, mi hermanito, que cada vez que le veo ha crecido un palmo, y a papá, que tengo ganas de contarle cómo es esto de vivir en un piso de universitarios.

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